martes, 10 de noviembre de 2015

Lobitos Perfecto

No ha habido mejor semana en todo el año para venir a verme que la semana que vinieron Pablito y Sabela.


Esa semana yo no tenía clases y las olas en el norte estaban mejor que nunca. Llegaron perfecto.


Como aterrizaron pronto, fuimos directos a desayunar a uno de mis sitios favoritos de Lima: un restaurante que cuelga del acantilado y desde el que se ve toda la linea de costa. Ahí nos pusimos al día y nos hartamos a historias y jugos.

Después aproveché para enseñarles un poco el distrito de Miraflores, que es donde yo vivo, y una de las cosas más guapas que he visto en mi vida: un skatepark pegado a un circuito de bicis pegado a la playa. Se ve que es una ciudad que apoya el deporte.


A las 17:30 nos salía el autobús a Talara, que es la capital de la provincia donde están Lobitos, Órganos, Cabo Blanco y Máncora. El viaje era largo así que nos dimos un lujito y viajamos en Excluciva con sus asientos reclinables 180º.


Al llegar a Lobitos, la visión era espectacular. El fondo estaba perfecto, arenado como nunca y la ola rompía con todas las mareas, todos los vientos y todos los tamaños. Acojonante.


Estas son algunas capturas de pantalla del surf que pudimos hacer esos días.








La vida transcurría tranquila en este bonito lugar alejado del ruido y de la contaminación que suele haber en la capital.


Sólo hubo "jaleo" el día de la premier del video nuevo de Volcom.


Pero nosotros sólo fuimos un rato para al día siguiente intentar surfear un spot al que le tenía muchas ganas y en el que nunca había podido surfear. E hicimos bien pues éste nos cuadró perfecto. Estaba pequeño pero fue uno de los mejores baños del viaje sin lugar a dudas. Estuvimos solos en el agua durante más de una hora. Fue la leche.




Un día intentamos ir hasta Piscinas en mototaxi pero resultó fatal. El mototaxista chocó contra un carro que estaba aparcado y nos reventó las tablas. Así que tuvimos que dar media vuelta e ir al taller de tablas local. Lo más heavy es que el taxista aún por encima nos quería cobrar el viaje!


Pero bueno no pasa nada, nos quedamos en Lobitos encantados:


Otro día volvimos a intentarlo, sólo por variar de ola para que Pablo las conociera todas.
Esta vez decidimos hacer dedo y tuvimos más suerte.


Luego caminamos un rato por la playa hasta la ola y listo.


Las olas estaban mucho peor que en Lobitos pero nos dimos un buen baño igual.


También había una ONG dando clases a los niños locales. Muy buena onda.


De vuelta paramos a saludar al gran Fanucho y a ver el atardecer desde La Casona. Ambos momentos fueron mágicos.




En Lobitos nos estábamos quedando donde Toni en el Lobitos Surf House. Buen sitio. Lo recomiendo.


Estas eran nuestras cabañas y nuestras vistas al point.





Y este soy yo más feliz que una perdiz.


Con esto, las olas no paraban. Surfeamos a más no poder.


Y así nos despedimos de Lobitos. Unos se fueron para Cuzco y otros para Cabo Blanco. Pero eso amigos, es otra historia.



martes, 20 de octubre de 2015

Festivo por la Batalla de Angamos y escapada a Bermejo

Cuando llegué por primera vez a mi Universidad aquí en Perú me enteré de que la Facultad de Farmacia no estaba en la ciudad universitaria junto a las demás sino que estaba a una hora de allí. Por suerte estaba en dirección a mi casa así que mejor para mi. Además, podrían haberme dicho que estaba en otra ciudad, como le pasó a más de un erasmus que conozco, o que esa hora de viaje era en sentido opuesto a Miraflores, el distrito donde yo vivo.
Me mandaron a estudiar al centro de Lima, a la Avenida Miguel Grau, donde no hay ningún extranjero más ni en la Universidad ni por la calle (bueno este semestre vino una chica mexicana muy simpática que se llama Fernanda, pero ella estudia en otra facultad y apenas la veo).

Vía Expresa Grau. Después del Metropolitano cojo uno de esos buses hasta la parada Aptao, donde está la Universidad y el hospital.

Como no hay nadie más de mi cultura (con la que siempre, quieras o no, tiendes a juntarte) me veo obligado a relacionarme con la gente local si no quiero estar solo. Esto para mi es una de las claves que está haciendo de ésta experiencia algo inolvidable.

Además, por suerte también, esta gente es la hostia. Miren a mi colega Raúl y su sudadera. Un tipo con mucha clase sin lugar a dudas.

A lo que voy es que son muchas las casualidades que hacen que me lo esté pasando tan bien aquí. El otro día, sin ir más lejos, fue el festivo en conmemoración a la Batalla de Angamos (combate naval de la Guerra del Pacífico (1879-1884) que enfrentaba a la República de Chile contra la República Peruana y la República de Bolivia). En esa batalla murió el contralmirante Grau que, pese a ser congresista, fue a participar directamente en la batalla. Es por esto que es el máximo orgullo del país. Todavía, a día de hoy, se deja libre el sitio que ocupaba en el Congreso en su honor.
Pues bien, yo estudio en la Avenida que justo lleva su nombre y el otro día, por su feriado, surfeé una de las olas más largas y maniobrables de mi vida. Pura casualidad!

Durante la visita al Congreso de Perú con el resto de estudiantes de Intercambio de la San Marcos hice esta foto donde se puede ver debajo del estrado y de la bandera peruana el sitio en honor a D. Miguel Grau.

Esta ola de la que hablo se llama Bermejo, está a 250 km al norte de Lima. Como el jueves era festivo por la Batalla de Angamos y el viernes lo hicieron día no laborable, decidimos hacer una pequeña escapada a esta ola ya que todavía no la había surfeado. Así, el jueves temprano, después de varias bajas de última hora por problemas gastrointestinales, partimos rumbo al norte parte del equipo gallego aquí presente.



De camino paramos en un spot que parece el paraíso pero que necesita algo más de mar. Aún así me di un baño en solitario y pillé varias izquierdas pequeñitas pero con una forma acojonante.


De ahí fuimos a Barranca, ciudad del Tacu-Tacu, donde una bonita izquierda nos esperaba:





A la izquierda de esta ola, en el Puerto Chico de Barranca, estaban los pescadores de mantarraya o "manta gigante". Ese día había más de un metro y los pescadores entraban y salían con sus barcas a remo a mi lado como si nada. Muy heavy. Aún por encima cada barca sacaba sobre veinte mantarrayas. No me quiero imaginar las que tiene que haber ahí abajo. Menos mal que son la única especie del orden que no tienen aguijón venenoso en la cola.


Al salir fuimos a dejar todo a nuestro maravilloso hotel con vistas y bajamos a ver el sunset.


Al fondo, la izquierda donde había surfeado.

Al día siguiente volvimos a dirigirnos al norte, no sin antes ver esta maravillosa digna del libro guiness:


Al llegar a Bermejo quisimos acercarnos demasiado al pico y el coche se nos quedó enterrado en la arena. Por suerte justo llegó una furgoneta con surfistas uruguayos que nos ayudaron a empujar. Así que, ya tranquilos, nos fuimos para el agua a disfrutar de estas izquierdas solitarias e interminables de medio metro pasado.




 El paisaje era de lo más bonito. Nada de cemento cerca. Sólo arena.



Esta es una foto del camino de vuelta a la Panamericana desde la playa:


Muchas gracias a mi roommate Ceferino por hacer posible este trip y a Miguel Grau por el festivo!!!
Hasta la próxima!!