martes, 23 de octubre de 2018

Primeros días en HAWAII

Con la llegada del invierno al hemisferio norte, Hawaii iba a empezar a bombear. Y yo no me lo quería perder.

Foto: Ginés Díaz @ginesdiaz

Mi hermano Pedro ya había estado allí hace diez años compitiendo en el circuito mundial de bodyboard y yo aún no había ido nunca. ¡No iba a dejar pasar otro año más sin ir!
Hablé con Billabong, encargué un par de pinchos de Rob Vaughan y para allí lo fui:

7'2, 6'10 y 6'7 para Hawaii hechos en Francia por Rob Vaughan.

Mi intención era la de adaptarme primero a surfear este tipo de olas y con este tipo de tablas y después proyectar lo aprendido, siempre disfrutando al máximo. Las olas de Hawaii se pueden llegar a parecer a las de casa cuando están pequeñas pero cuando se ponen más grandes la verdad es que, además de acojonar, empujan bastante más. Es completamente un mundo aparte. El mar coge muchísima fuerza y las olas vienen con mucha masa de agua y potencia; por lo que hace falta surfear con tablas más largas de lo habitual.

Con mi 7'2 preparado para entrar en Sunset.

Pero yo eso ya lo sabía antes de partir, así que traté de venir lo más preparado posible. Incluso "Patas" me dio un curso rápido de apnea.

Foto: Ginés Díaz @ginesdiaz

El billete de avión no me salió tan caro pese a que Hawaii está literalmente en la otra parte del mundo (la diferencia horaria con España es de exactamente 12h).


Yo volé con Nachito desde Coruña. Hicimos la primera escala en Madrid (donde los chicos nos recibieron con los brazos abiertos. Javi, Carlitos ¡mil gracias!) y la segunda en Los Ángeles, en donde apenas estuvimos un par de horas.
Lo malo vino al final, cuando más cansados estábamos. El avión a Honolulú se retrasó en la salida y al llegar a las islas la oficina de alquiler de coches estaba cerrada, por lo que tuvimos que esperar en el aeropuerto cinco horas hasta que abriese a las 06:00.



Para cuando nos dimos cuenta ya estábamos en la North Shore. Ese lugar con el que llevo soñando tanto tiempo. No me puedo creer que esté aquí.

Nuestra primera vista nada más llegar a la North Shore: un pequeño pero precioso Pipeline.

Allí nos estaba esperando Arnau, uno de nuestros surfistas catalanes favorito. Él iba a pasar una larga temporada en la North Shore. Nachito y yo nos volvíamos el 1 de noviembre.


Como Arnau ya había estado allí varias veces, además de hacernos de guía ;) le iba a buscar alojamiento a Nachito. Ellos dos iban a dormir juntos en la casa de una familia local en Rockys mientras que yo iba a dormir en la casa de Billabong en Pipeline. Estábamos separados por menos de un km pero la mayoría del tiempo lo íbamos a pasar juntos.

De compras en el Foodland. Foto: Adrián Rodd @adrianrodd

Con todo, los días de surfing empezaron. Y con ellos los primeros grandes swelles. El nuestro era el segundo de la temporada. La dirección no era la correcta para Pipeline pero sí para Sunset.


Compartimos baño con gente como Mason y Derek Ho, Jamie Mitchell, Makua Rothman, Kalani Chapman... yo estaba flipando. Nunca había visto tanta potencia en el agua. Las líneas se veían marcar desde bien a los lejos y eso te hacía remar fuerte para atrás cada cierto tiempo. Nadie quería comerse una serie de esas, aunque alguna nos cayó. Con el 7'2 la verdad es que avanzaba bastante rápido y para entrar en la ola me venía bastante bien, hacer giros con él era más difícil. En el agua había incluso varios 9'0 o 10'0, pero ya de gente más mayor. Aquí hay mucha cultura al pincho, no como en casa, en donde casi nadie tiene uno.


También hubo varios días pequeños (la mayoría), donde surfear Rockys era la mejor opción:





Esta era el equipo con el que andábamos:




Ginés y Adri venían de la Isla de Hawaii (o Big Island) de estar grabando el famoso Ironman de Hawái, el más antiguo y prestigioso triatlón del mundo:




Y Ale y Hugo, de Coruña, que estaban de luna de miel:

No hay comentarios:

Publicar un comentario