jueves, 1 de junio de 2017

NIAS

Sin llegar a volver de las Islas Maldivas, me embarqué en esta nueva aventura por el Índico. Y es que la oportunidad merecía realmente la pena: ya me encontraba a mitad de camino, iba a viajar con mi amigo Monchi, que tubea muy bien, se tira, aporta y motiva; y además, había un swellazo en camino. ¡Tenía que ir sí o sí! Yo creo que está claro que mereció la pena:


Pero empecemos por el principio, ya que llegar a Nias no es tarea fácil. Primero hay que volar a Medén y desde ahí a Gunung Sitoli. Luego, taxi de tres horas hasta la bahía de Lagundry, donde está la mítica ola de Nias y la izquierda de The Machine, que debido al último tsunami, que levantó el coral haciendo que cubriese menos, sólo rompe con mareas muy altas. Sin embargo, la ola de Nias mejoró, haciendo que rompa más hueca:



Allí hay varios sitios donde quedarse, nosotros elegimos la casa de la familia Oichoda (no es la de la foto) por su buen trato y rica comida.


Esto es lo que veíamos cada mañana desde nuestra terraza:


Durante los primeros días, las olas estuvieron bastante grandes. Yo tuve que sacar el 6,7 a pasear jeje. Fueron los días del famoso video del local indonesio Marlon Gerber y el hawaiano Mikala Jones, que se comió el reef con toda la cara:



Luego el mar bajó un poco y yo pude pillar con más tranquilidad uno de los mejores tubos de mi vida (el video está en mi cuenta de instagram @paul_montana):





















Fue una maravilla. ¡Siempre lo recordaré!


Cuando el mar bajó, la ola se ponía más para maniobrar:



Momento que aprovechamos para pasear y conocer otras zonas de la isla:




Un día nos despertamos a las 05:45, cogimos las tablas y condujimos una hora en moto recorriendo la costa buscando alguna ola apartada de la gente. Finalmente encontramos una ola pequeña pero perfecta, con nadie en el agua ni en los alrededores, solo este pequeño y amigable local custodiando esta joya. Con su permiso y el de la gente local del poblado pudimos disfrutar de una mañana mágica de auténtico surf: condiciones perfectas, buen surfing y muchas risas compartiendo olas.


Estábamos en plena línea del Ecuador. La aventura continuaba.


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